LIBRO EL ITALIANO DE ARTURO PEREZ REVERTE leído en 2022

buen libro para leer durante las vacaciones, una historia real que reivindica en parte a los guerreros italianos, lejanos descendientes de los gloriosos romanos y tan desacreditados en las guerras modernas, por ser mejores amantes del arte, de los autos y de las mujeres … Vale la pena leerlo, APR gran escritor, aún cuando debe cumplir sus compromisos editoriales anuales.

Siluro o lenta corsa y los hundimientos:  binomio, así nos llamábamos operábamos por parejas y solíamos ir juntos, sentados a horcajadas sobre el maiale,  cuyo nombre técnico era “Siluro o lenta Corsa”,  torpedo lento.

Valió la pena?  

¿que si valió? los ojos duros brillantes de malicia, tendría que haber visto las caras de aquellos ingleses arrogantes, viendo hundirse las naves en el puerto en sus mismísimas narices. Lo hicimos en Gibraltar y también en Alejandría, Suda y Argel; le dimos pero bien duro,  se quedo pensando, hizo una mueca zorruna buscando mi complicidad.

Que Italia es eso no le parece? hacer cosas que otros nunca harían porque son incapaces de imaginarlas.

Me mostré de acuerdo mientras recordaba lecturas, comentarios, películas, Alberto Sordi, Hugo Tognazzi,  Dino Rissi,  Luigi Zampa y los demás de la Italia vieja, sabia, escéptica e infeliz,  el humor y el drama combinados asumidos con naturalidad histórica.

Le gambe: il napolitado canturrea:

          a chi piaccion gli occhi neri,

          a chi piaccion gli occhi blu,

          ma le gambe, ma le gambe,

          a me piccione di piu

El amor esta sobrevalorado:  el amor está sobrevalorado desde hace mucho,  comenta Pepe Aljaraque.

Desde Bécquer? se interesa Nazareth Castejón, la bibliotecaria municipal.

Desde más atrás,  Lope de Vega y quien lo probó lo sabe,  sugiere el doctor Focas

Desde Ovidio: “Júpiter se divierte con los perjurios de los amantes” ahí ya queda todo resuelto.

Salvación:  da igual el bando,  dan igual las armas, dan igual los dioses; en ese último extremo, la única salvación de los vencidos es no esperar salvación alguna.

Patriotismo: qué gente aquella verdad? sí respondí y todavía me asombra: es extraordinario que desde la remota antigüedad, en todos los momentos de la historia haya habido voluntarios, hombres y mujeres, dispuestos a hacer lo que ellos hicieron capaces de darse un alegre paseo por la boca del infierno.

Patriotismo supongo? en muchos casos no estoy seguro. Al final esa resulta una palabra vacía,  creo que si resume o simplifica cosas mucho más complejas: carácter de cada cual, lealtad, desafío, venganza, tenacidad, aventura, el ser humano es una caja de sorpresas. También de infamias y de grandeza.

Heroes: también condecoraron a su marido, Teseo Lombardo?

le impusieron la medalla de oro, la más alta distinción naval. El no había vuelto a España, pero cuando nos casamos quiso regresar, nos alojamos en un hotel de Algeciras y a la mañana siguiente alquiló un barquito y se hizo llevar hasta la proximidad de Gibraltar. No permitió que fuese con él. Al regreso pregunté qué había hecho y se limitó a decir: entregué la medalla a mis compañeros. Comprendí que la había arrojado al mar en el lugar adecuado.

Teseo pertenecías a esa clase de hombres, no despreciaba la cólera de los dioses por alarde ni fanfarronería, lo hacía con sencillez sin darse importancia porque la vida, la historia de su patria, lo habían colocado en la necesidad de hacerlo. Los binomios habían hundido nada menos que 200.000 toneladas de barcos aliados con los submarinos de 2 personas montadas a caballo.

Hundimientos – reconocimiento: en el ataque que el enemigo realizó contra Gibraltar en diciembre de 1942 con medios submarinos cuyas características ignorábamos entonces, y operando de una base que mantuvo secreta hasta el final, se manifestó de lo que eran capaces los italianos cuando estaban debidamente motivados. Aquella noche con solo el coste de 2 muertos y dos prisioneros, sus buzos de combate  incendiaron un petrolero e inmovilizaron un crucero para el resto de la guerra causándonos 19500 t de pérdida. Con el hundimiento de esas naves, unido al de los acorazados Valiant y Queen Elizabeth en  Alejandría,  y otras unidades que acabaron sumando 35 barcos aliados, nuestra armada llegó a estar seriamente comprometida. Solo en Gibraltar y sus aguas perdimos 14 naves.

Con imaginación y coraje, una veintena de hombres audaces logró causarnos todo ese daño, empleando medios cuyo coste no superaba el del cañón de un acorazado. Si en vez de mantener una flota costosa e inoperante,   hubiesen volcado su esfuerzo naval en la actuación de tales medios de asalto baratos y eficaces, para los que nunca faltaron voluntarios,  el curso de la guerra en el Mediterráneo hubiera sido seguramente distinto. (Memorias del capitán de corbeta inglés Royce Todd.

Soldados y amantes: a enfrentarse,  como solo son capaces de hacerlo los soldados y los amantes, al azar de los días y el frío de las noches

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