LIBRO DE ANIMALES A DIOSES, Leido durante el año 2017.
Hombre de Flores: En la isla de Java, en Indonesia, vivió Homo soloensis, «el hombre del valle del Solo», que estaba adaptado a la vida en los trópicos. En otra isla indonesia, la pequeña isla de Flores, los humanos arcaicos experimentaron un proceso de enanismo. Los humanos llegaron por primera vez a Flores cuando el nivel del mar era excepcionalmente bajo y fácilmente accesible desde el continente. Cuando el nivel del mar subió de nuevo, algunas personas quedaron atrapadas en la isla, que era pobre en recursos. Las personas grandes, que necesitan mucha comida, fueron las primeras en morir. Individuos más pequeños sobrevivieron mucho mejor. A lo largo de generaciones, las gentes de Flores se convirtieron en enanos. Los individuos de esta especie única, que los científicos conocen como Homo Floresiensis, alcanzaban una altura máxima, de solo un metro, y no pesaban más de 25 kilos. No obstante, eran capaces de producir utensilios de piedra, e incluso ocasionalmente consiguieron capturar a algunos de los elefantes de la isla (aunque, para ser justos, los elefantes eran asimismo de una especie enana).
Sexo entre animales: Es inquietante (y quizá emocionante) pensar que nosotros, sapiens, pudimos en una época haber tenido sexo con animales de una especie diferente, y pudimos haber engendrado juntos.
Homo sapiens: Tengan de ello la culpa los sapiens o no, tan pronto como llegaban a una nueva localidad, la población nativa se extinguía. Los últimos restos de Homo soloensís datan de hace unos 50.000 años. Homo denisova desapareció poco después. Los neandertales hicieron lo propio hace uno 30.000 años. Los últimos humanos enanos desaparecieron de la isla de Flores hace aproximadamente 12.000 años. Dejaron algunos huesos, utensilios líticos, unos pocos genes en nuestro ADN y un montón de preguntas sin respuesta. También nos dejaron a nosotros, Homo sapiens. La última especie humana.
Los monos y el cielo: Es relativamente fácil ponerse de acuerdo en que solo Homo sapiens puede hablar sobre cosas que no existen realmente. Y creerse seis cosas imposibles antes del desayuno. En cambio, nunca convenceremos a un mono para que nos dé un plátano con la promesa de que después de morir tendrá un número ilimitado de bananas a su disposición en el cielo de los monos.
Imaginación humana: Y no obstante, ninguna de estas cosas existe fuera de los relatos que la gente se inventa y se cuentan unos a otros. No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos.
Los aché paraguayos: Los aché, cazadores-recolectores que vivieron en las junglas de Paraguay hasta la década de 1960, ofrecen una idea del lado oscuro de la recolección de alimentos. Cuando un miembro estimado de la banda moría, era costumbre entre los aché matar a una niña y enterrarlos juntos. Los antropólogos que entrevistaron a los aché registraron un caso en el que una cuadrilla abandonó a un hombre de edad mediana que enfermó y no podía mantener el paso de los demás. Lo dejaron bajo un árbol, sobre el que se posaron buitres, a la espera de una sustanciosa pitanza. Pero el hombre se recuperó y, con paso enérgico, consiguió dar alcance a la banda. Su cuerpo estaba cubierto de las heces de las aves de manera que desde entonces lo apodaron Deyecciones de Buitre.
Cuando una mujer aché vieja se convertía en una carga para el resto de la banda, uno de los hombres jóvenes se colocaba a hurtadillas detrás de ella y la mataba con un golpe de hacha en la cabeza. Un hombre aché contaba a los inquisitivos antropólogos los relatos de sus años de juventud en la jungla. «Yo solía matar a las mujeres viejas. Maté a mis tías. [•••] Las mujeres me tenían miedo. [.. •] Ahora, aquí con los blancos, me he vuelto débil.» Los recién nacidos que carecían de pelo, a los que consideraban subdesarrollados, eran sacrificados inmediatamente.
descubrimiento de Australia: El viaje de los primeros humanos a Australia es uno de los acontecimientos más importantes de la historia, al menos tan importante como el viaje de Colón a América o la expedición del Apolo 11 a la Luna. Fue la primera vez que un humano consiguió abandonar el sistema ecológico afroasiático (en realidad, la primera vez que un mamífero \ terrestre grande había conseguido cruzar desde Afroasia a Australia). De mayor importancia todavía fue lo que los pioneros humanos hicieron en este nuevo mundo. El momento en el que el primer cazador -recolector pisó una playa australiana fue el momento en el que Homo sapiens ascendió el peldaño más alto en la cadena alimentaria en un continente concreto, Y a partir de entonces se convirtió en la especie mas mortífera en los anales del planeta Tierra.
Los últimos Mamuts: Hace 10.000 años, no podía encontrarse un solo mamut en el mundo, con excepción de unas pocas islas árticas, en especial la de Wrangel. Los mamuts de Wrangel continuaron prosperando unos cuantos milenios más y después, de repente, desaparecieron hace unos 4,000 años, justo cuando los primeros humanos llegaron a la isla.
De Siberia a América: La extinción de la megafauna australiana fue probablemente la primer marca importante que Homo sapiens dejó en nuestro planeta. Fue de por sí un desastre ecológico todavía mayor, esta vez en America. Homo sapiens fue la primera y única especie humana en alcanzar la masa continental del hemisferio occidental, a la que llegó hace unos 16.000 años, es decir, alrededor de 14000 a.c. Los primeros americanos llegaron a pie, gracias a que en aquella época el nivel de la marea era lo bastante bajo para que un puente continental conectara el nordeste de Siberia con el noroeste de Alaska. No es que la travesía fuera fácil; el viaje era arduo, más si cabe que la travesía hasta Australia. Para emprenderlo, los sapiens tuvieron primero que aprender a soportar las extremas condiciones árticas del norte de Siberia, una región en la que el sol no luce nunca en invierno, y en la que la temperatura puede descender hasta – 50 grados Celsius.-
La conquista de América: hacia 12000 a.C el calentamiento global fundió el hielo y abrió un paso más fácil. Utilizando el nuevo corredor, la gente se desplazó el sur en masa, extendiéndose por todo el continente. Originalmente se habían adaptado a cazar animales grandes en el Artico, pronto se ajustaron a una sorprendente variedad de climas y ecosistemas. Los descendientes de los siberianos se instalaron en los densos bosques del este de Estados Unidos, los pantanos del delta del Mississippi, los desiertos de México y las húmedas junglas de América Central. Algunos establecieron su hogar en la cuenca del Amazonas, otros echaron raíces en los valles de las montañas andinas o en las pampas abiertas de Argentina. ¡Y todo esto ocurrió en solo uno o dos milenios! Hacía 1OOOO a.C., los humanos ya habitaban en e! punto más meridional de América, la isla de Tierra del Fuego, en la punta austral del continente, El blitzkrieg humano a través de América atestigua el ingenio incomparable y la adaptabilidad sin parangón de Homo sapiens. Ningún otro animal se había desplazado nunca a una variedad tan enorme de Hábitats radicalmente distintos con tanta rapidez, utilizando en todas partes casi los mismos genes.
Revolución Agrícola: Durante 2,5 millones de años, los humanos se alimentaron recolectando plantas y cazando animales que vivían y se reproducían sin su intervención. Todo esto cambió hace unos 10.000 años, cuando los sapiens empezaron a dedicar casi todo su tiempo y esfuerzo a manipular la vida de unas especies de animales y plantas. Desde la salida hasta la puesta de sol los humanos sembraban semillas, regaban las plantas, arrancaban malas hierbas del suelo y conducían a los carneros a los mejores pastos. Estas tareas, pensaban, les proporcionarían más frutos, grano y carne. Fue una revolución en la manera en que vivían los humanos: la revolución agrícola.
La transición a la agricultura se inició alrededor de 9500-8500 a-c en el país montañoso del sudeste de Turquía, el oeste de Irán y empezó lentamente, y en un área geográfica restringida. El trigo y las cabras se domesticaron aproximadamente hacia 9000 a.C; los guisantes y las lentejas hacia 8000 a.C.; los olivos hacia 5000 a.C; los caballos hacia 4000 a.C-, y la vid en 3500 a-C.
Natufios: A lo largo de todo Oriente Próximo se han descubierto indicios de estos poblados, en particular en el Levante, donde la cultura natufia floreció entre 12500 y 9500 a.C. Los natufios eran cazadores \ recolectores que subsistían a base de decenas de especies silvestres, pero vivían en aldeas permanentes y dedicaban gran parte de su tiempo a la recolección y procesamiento de cereales silvestres. Construían casas y graneros de piedra. Almacenaban grano para las épocas de escasez. Inventaron nuevos utensilios, como guadañas de piedra para la recolección del trigo silvestre, y morteros y manos de mortero de piedra para molerlo.
Los lujos: Una de las pocas leyes rigurosas de la historia es que los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones, que la gente se acostumbra a un nuevo lujo, lo da por sentado. Después empiezan a contar con él. Finalmente llegan a un punto en el que no pueden vivir sin él.
Agricultores: En el siglo I d-C, solo quedaban 1-2 millones de cazadores-recolectores (principalmente en Australia, América y África), pero su número quedaba empequeñecido comparado con los 250 millones de agricultores en todo el mundo.
La inmensa mayoría de los agricultores vivían en poblados permanentes Y solo unos pocos eran pastores nómadas. El hecho de establecerse hacía que el territorio de la mayoría de las personas se redujera de manera espectacular. Los antiguos cazadores-recolectores solían vivir en territorios que ocupaban muchas decenas e incluso cientos de kilómetros cuadradas: «hogar» era todo el territorio, con sus colinas, ríos, bosques y cielo abierto. Los campesinos, en cambio, pasaban la mayor parte de sus días laborando en un pequeño campo o huerto, Y su vida doméstica se centraba en una estructura confinada de madera, piedra o barro, que medía no más que unas pocas decenas de metros cuadrados: la casa.
Los primeros imperios: Hacia el año 8500 a.C., los mayores poblados del mundo eran aldeas como Jericó, en la que vivían unos pocos cientos de individuos. \ Hacia 7000 a.C., la ciudad de Catalhoyük, en Anadia, contaba entre 5.000 y 10.000 habitantes, probablemente el mayor poblado del mundo de la época.
Durante el quinto y cuarto milenio a.C., en el Creciente fértil surgieron ciudades con decenas de miles de habitantes, y cada una de ellas dominaba sobre muchos pueblos de las inmediaciones. En 3.lOO a.C., todo el valle del Nilo inferior fue unificado en el primer reino egipcio. Sus faraones gobernaban sobre miles de kilómetros cuadrados. Hacia el año 2250 a.C, Sargón el Grande forjó el primer imperio, el acadio. Se jactaba de tener un millón de súbditos y un ejército permanente de 5.400 soldados. Entre 1000 a.c. Y 500 a.c, aparecieron los primeros megaimperios en Oriente Próximo: el Imperio asirio tardío, el Imperio babilonio y el Imperio persa. Gobernaban a vanos millones de súbditos y mandaban a decenas de miles de soldados.
Dios no existe?: Voltaire dijo acerca de Dios, que «Dios no existe, pero no se lo digáis a mi criado, no sea que me asesine durante la noche». Hammurabi habría dicho lo mismo acerca de su principio de jerarquía, y Thomas Jefferson acerca de los derechos humanos. Homo sapiens no tiene derechos naturales, de la misma manera que las arañas, las hienas y los chimpancés no tienen derechos naturales. Pero no se lo digamos a nuestros criados, no sea que nos maten por la noche.
Creer: Como se hace para que la gente crea en un orden imaginado como el cristianismo, la democracia o el capitalismo? En primer lugar, no admitiendo nunca que el orden es imaginado. Siempre se insiste en que el orden que sostiene a la sociedad es una realidad objetiva creada por los grandes dioses o por las leyes de la naturaleza.
La Escritura y los sumerios: La escritura es un método para almacenar información mediante signos materiales. El sistema de escritura de los sumerios se hizo mediante la combinación de dos tipos de signos, que eran impresos sobre tablillas de arcilla. Un tipo de signos representaba números. Había signos para 1, 10, 60, 600,3.600 y 36.000. (Los sumerios utilizaban una combinación de sistemas numéricos de base 6 Y de base 10. Su sistema de base 6 nos confirió varios legados importantes, como la división del día en 24 horas y la del círculo en 360 grados.) Los otros tipos de signos representaban personas, animales, mercancías, territorios, fechas, etcétera- Mediante la combinación de ambos tipos de signos, los sumerios podían conservar muchos más datos que los que un cerebro humano puede recordar o que cualquier, cadena de ADN puede codificar.
Quipus andinos precolombinos: En realidad, era tan diferente que muchas personas pondrían en duda que se tratara de una escritura. No se escribía sobre tablillas de arcilla ni en fragmentos de papel. Se escribía anudando nudos en cuerdas coloreadas llamadas quipus. Cada quipu estaba compuesto de muchas cuerdas de diferentes colores hechas de lana o algodon. En cada cuerda había nudos en distintos lugares. Un único quipu podía contener cientos de cuerdas y miles de nudos. Combinando diferentes nudos sobre distintas cuerdas de colores diferentes era posible registrar grandes cantidades de datos matemáticos relacionados con la recaudación de impuestos y la posesión de propiedades.
Números árabes: Un paso fundamental se dio en algún momento anterior al siglo IX d.C, cuando se inventó una nueva escritura parcial, que podía almacenar y procesar datos matemáticos con una eficiencia sin precedentes. Esta escritura parcial se componía de diez signos, que representaba los números del 0 al 9. De manera desconcertante, a estos signos se les llama números arábigos, aunque fueron inventados por primera vez por los hindúes (y, más desconcertante todavía, los árabes modernos emplean un conjunto de dígitos que tienen un aspecto muy diferente al de los occidentales) ■ Pero los árabes reciben el reconocimiento porque cuando invadieron la India encontraron el sistema, comprendieron su utilidad, lo refinaron Y lo expandieron por todo Oriente Próximo . Y después por Europa..
Esclavos mas fuertes: Las plantaciones americanas en lugares como Virginia, Haití Y Brasil estaban plagadas por la malaria y la fiebre amarilla, que se habían originado en África. Los africanos habían adquirido, a lo largo de generaciones, una inmunidad genética parcial a estas enfermedades, mientras que los europeos se hallaban totalmente indefensos y morían en gran número. En consecuencia, era más sensato para el dueño de una plantación invertir su dinero en un esclavo africano que en un esclavo europeo o en un trabajador contratado. Paradojicamente, la superioridad genética (en términos de inmunidad) le traen inferioridad social: precisamente porque los africanos eran aptos en los climas tropicales que los europeos, ¡terminaron como esclavos de los amos europeos !
Formación de la cultura: Después de la revolución agrícola, las sociedades humanas crecieron más y se hicieron más complejas, mientras que también los constructos imaginados que sostenían el orden social se tornaron más refinados. Los mitos y las ficciones acostumbraron a la gente, casi desde el momento del nacimiento, a pensar de determinada manera, a comportarse, de acuerdo con determinados estándares, desear ciertas cosas y observar determinadas normas. Por lo tanto, crearon instintos artificiales que permitieron que millones de extraños cooperaran de manera efectiva. Esta red de instintos artificiales se llama «cultura».
El dinero: inicialmente, cuando se crearon las primeras versiones de dinero, la gente no tenía este tipo de confianza, de modo que fue necesario definir como «dinero» cosas que tenían un valor intrínseco real. El primer conocido de la historia, el dinero de cebada sumerio, es un buen ejemplo. Apareció en Sumer hacia 3000 AC, en la misma época y en el mismo lugar, y en las mismas circunstancias, en las que apareció la escritura. (…) El dinero de cebada era simplemente cebada: cantidades fijas de granos de cebada utilizadas como una medida universal para evaluar e intercambiar todos los demás bienes y servicios, la medida más común era la sila, equivalente aproximadamente a un litro. Cuencos normalizados cada uno de ellos con capacidad para una sila, se produjeron en masa para que, siempre que la gente tuviera necesidad de comprar o vender algo, fuera fácil medir las cantidades de cebada necesarias.
Gran avance en la historia del dinero se produjo cuando la gente llegó a confiar en dinero que carecía de valor intrínseco, pero que era más fácil de almacenar y transportar. Tal dinero apareció en la antigua Mesopotamia a mediados del tercer milenio a.C, Era el siclo de plata. Los pesos fijados de metales preciosos acabaron dando origen a las monedas. Las primeras monedas de la historia las hizo acuñar hacia el 640 a.C. el rey Aliates de Lidia, en Anatolia occidental. Estas monedas tenían un peso normalizado de oro o plata y se acuñaban con una marca de identificación. La marca testificaba dos cosas. Primera, indicaba cuánto metal precioso contenía la moneda- Segunda, identificaba la autoridad que emitía la moneda y que garantizaba su contenido. Casi todas las monedas en uso en la actualidad son descendientes de las monedas de Lidia.
El denario: A su vez, el poder del emperador se apoyaba en el denario. Pensemos simplemente en lo difícil que hubiera sido mantener el Imperio romano sin monedas, si el emperador hubiera tenido que recaudar impuestos y pagar salarios en cebada y trigo. Habría sido imposible recaudar impuestos de cebada en Siria, transportar los fondos a la tesorería central en Roma y transportarlos de nuevo a Britania con el fin de pagar a las legiones que allí había. Habría sido igualmente difícil mantener el imperio si los habitantes de la propia Roma hubieran creído en las monedas de oro, pero los galos, griegos, egipcios y sirios hubieran rechazado esta creencia y hubieran depositado su confianza en cauris, cuentas de marfil o rollos de tela.
La confianza en las monedas de Roma era tan fuerte que incluso fuera de los límites del imperio a la gente le gustaba recibir su paga en denarios. En el siglo I d.C., las monedas romanas eran un medio de intercambio aceptado en los mercados de la India, aunque la legión romana cercana se hallaba a miles de kilómetros de distancia. Los indios tenían una confianza tan fuerte en el denario y en la imagen del emperador que cuando los gobernadores locales acuñaron sus propias monedas imitaron fielmente al denario, incluso hasta el retrato del emperador romano! El nombre «denario» se convirtió en un término genérico para las monedas. Los califas musulmanes arabizaron este nombre Y emitieron «dinares». El dinar sigue siendo el nombre oficial del dinero en Jordania, Irak, Serbia, Macedonia, Túnez y otros países.
Politeismo: Dos mil años de lavado de cerebro monoteísta han hecho que la mayoría de los occidentales consideren el politeísmo como una idolatría ignorante e infantil. Este es un estereotipo injusto. Con el fin de entender la lógica interna del politeísmo, es necesario comprender la idea básica que sostiene la creencia en muchos dioses. El politeísmo no pone en duda necesariamente la existencia de un único poder o una única ley que rige todo el universo. En realidad, la mayoría de las religiones politeístas, e incluso las animistas, reconocían un poder supremo de este tipo detrás de todos los diferentes dioses, demonios y rocas sagradas. En el politeísmo griego clásico, Zeus, Hera, Apolo y demás dioses se hallaban sometidos a un poder omnipotente y global: el Destino (Moira, Ananké). También los dioses nórdicos eran esclavos del destino, que los condenaba a perecer en el cataclismo de Ragnarók (el Crepúsculo de los Dioses). En la religión politeísta de los Yoruba de Africa occidental, todos los dioses nacieron del supremo dios Olodumare, y seguían siendo sus súbditos. En el politeísmo hindú, un único príncipe, Atman, controla a la miríada de dioses y espíritus, a la humanidad y al mundo biológico y físico. Atman es la esencia eterna o el alma de todo el universo, así como de todo individuo y de todo fenómeno.
El invento del politeísmo es favorable a una tolerancia religiosa de mucho alcance. Puesto que los politeístas creen, por un lado, en un poder supremo y completamente desinteresado, y por otro, en muchos poderes parciales y sesgados, no hay dificultad para que los devotos de un dios acepten la existencia y eficacia de otros dioses. El politeísmo es intrínsecamente liberal y raramente persigue a «herejes» o «infieles».
El paso al monoteísmo: Con el tiempo, algunos seguidores de los dioses politeístas se encariñaron tanto con su patrón particular que se apartaron de la concepción politeísta básica. Empezaron a creer que su dios era el único dios, y que era en realidad el poder supremo del universo. Pero al mismo tiempo continuaron considerando que poseía intereses y prejuicios, y creyeron que podrían pactar con Él. Así nacieron las religiones monoteístas, cuyos seguidores imploraban al poder supremo del universo que les ayudara a recuperarse de la enfermedad, que ganaran la lotería y que consiguieran la victoria en la guerra.
El politeísmo continuó dando origen aquí y allá a otras religiones monoteístas, pero se mantuvieron marginales, entre otras cosas porque no consiguieron digerir su propio mensaje universal. El Judaismo, por ejemplo, argumentaba que el poder supremo del universo tiene intereses y prejuicios, pero que Su interés principal se centra en la minúscula nación judía y en la oscura tierra de Israel. Él judaísmo tenía poco que ofrecer a otras naciones, y a lo largo de la mayor parte de su existencia no ha sido una religión misionera. Puede denominarse a esta etapa la fase de «monoteísmo local».
El Cristianismo y Pablo. El gran avance llegó con el cristianismo. Esta fe se inició como una secta judía esotérica que intentaba convencer a los judíos de que Jesús de Nazaret era el mesías tanto tiempo esperado. Sin embargo, uno de los primeros líderes de la secta, Pablo de Tarso, razonaba que si el poder supremo del universo tiene intereses y prejuicios, y si El se había molestado en hacerse carne y morir en la cruz por la salvación de la humanidad, entonces eso era algo que todos deberían escuchar, no solo los judíos, era necesario extender la buena nueva (el evangelio) acerca de Jesús por todo el mundo.
El budismo: Los grandes dioses pueden enviarnos lluvia, las instituciones sociales pueden proporcionar justicia y buena atención sanitarias, las coincidencias afortunadas nos pueden convertir en millonarios, pero ninguna de estas cosas puede cambiar nuestras pautas mentales básicas. De ahí incluso los mayores reyes se ven condenados a vivir con angustia, huyen constantemente de la pena y la aflicción y persiguen siempre placeres mayores. Siddharta Gautama descubrió que había una manera de salir de este circulo vicioso. Si, cuando la mente experimenta algo placentero o desagradable, comprende simplemente que las cosas son como son, entonces no hay sufrimiento. Si uno experimenta tristeza sin desear que la tristeza desaparezca, continua sintiendo tristeza, pero no sufre por ello. En realidad, puede haber riqueza en la tristeza. Si uno experimenta alegría sin desear que la alegría perdure y se intensifique, continúa sintiendo alegría.
Pero ¿cómo se consigue que la mente acepte las cosas como son, sentir más deseos vehementes? ¿Aceptar la tristeza como tristeza, la alegría como alegría, el dolor como dolor? Gautama desarrolló un conjunto de técnicas de meditación que entrenan la mente para experimentar la realidad tal como es, sin ansiar otra cosa, Dichas prácticas entrenan la mente para centrar toda su atención en la pregunta «¿Qué lo que estoy experimentando ahora?», en lugar de «¿Qué desearla estar experimentando?». £s difícil alcanzar este estado mental, pero no imposible. Aunque lo más probable es que sigan encontrando cosas desagradables y de dolor, dichas experiencias no les causarán infelicidad. Una persona que no desea no sufre.
Según la tradición budista, el propio Gautama alcanzó el nirvana y se liberó totalmente del sufrimiento. A partir de entonces se le conoció como Buda, que significa «el Iluminado». Buda pasó el resto de su vida explicando sus descubrimientos a otros, para que todos pudieran liberarse del sufrimiento. Resumió sus enseñanzas en una única ley: el sufrimiento surge del deseo; la única manera de liberarse completamente del sufrimiento es liberarse completamente del deseo; Y la única manera de liberarse del deseo es educar la mente para experimentar la realidad tal como es.
£1 budismo no niega la existencia de dioses (los describe como seres poderosos que pueden producir lluvias y victorias), pero no tienen influencia en la ley según la cual el sufrimiento surge del deseo. Si la mente de una persona es libre de todo deseo, no hay dios que pueda hacerla desdichada. Y al revés, una vez que el deseo surge en la mente de una persona, todos los dioses del universo no pueden salvarla del sufrimiento.
Memética y felicidad: Más bien las culturas son parásitos mentales que surgen accidentalmente, y a continuación se aprovechan de todas las personas a las que han infectado. Esta aproximación se denomina memética. Supone que, de la misma manera que la evolución orgánica se basa en la replicación de unidades de información orgánica denominadas genes, la evolución cultural se basa en la replicación de unidades de información cultural llamadas memes. Las culturas que tienen éxito son las que sobresalen en la producción de sus memes, con independencia de los costes y beneficios para sus anfitriones humanos.
No importa cómo la llamemos, teoría de juegos, posmodernismo o memética, la dinámica de la historia no se dirige a mejorar el bienestar humano. No hay base alguna para pensar que las culturas que más éxito han tenido en la historia son necesariamente las mejores para Homo sapiens. Al igual que la evolución, la historia hace caso omiso de la felicidad de los organismos individuales. Y los individuos humanos, por su parte, suelen ser demasiado ignorantes y débiles para influir sobre el curso de la historia para su propio beneficio.
El surgimiento de Europa: El hecho de que gente procedente de una gran isla del Atlántico septentrional conquistaran una gran isla al sur de Australia es uno de ios casos más extraños de la historia. No mucho antes de la expedición de Cook, las islas Británicas y Europa occidental en general no eran más que un rincón atrasado y distante del mundo mediterráneo. Allí nunca ocurrió nada de importancia. Incluso el Imperio romano (el único imperio europeo premoderno importante) obtenía la mayor parte de sus riquezas de sus provincias del norte de Africa, los Balcanes y Oriente próximo. Las provincias romanas de Europa occidental eran un pobre salvaje oeste, que contribuía en poco, aparte de minerales y esclavos. La Europa septentrional era tan desolada y bárbara que ni siquiera valía la pena conquistarla.
Solo a finales del siglo xv, Europa se convirtió en sede de acontecimientos militares, políticos, económicos y culturales importantes. Entre 1500 y 1750, Europa occidental ganó ímpetu y se convirtió en dueña del «mundo exterior», es decir, de los dos continentes americanos y de los océanos. Pero incluso entonces, Europa no era rival para los grandes poderes de Asia. Los europeos consiguieron conquistar América y obtener la supremacía en el mar principalmente porque las potencias asiáticas demostraban poco interés en ello, los inicios de la era moderna fueron una edad de oro para el Imperio otomano en el Mediterraneo, el Imperio safavida en Persia, el Imperio mogol en la India y las dinastías chinas Ming y Qing. Extendieron de manera importante sus territorios y gozaron de un crecimiento demográfico y económico sin precedentes. £n 1775, Asia suponía el 80 por ciento de la economía. Las economías combinadas de la India y China por sí solas representaban dos tercios de la producción global. En comparación, Europa era un “enano económico”.
El Centro global de poder no pasó a Europa hasta el período entre 1750 y 1850, cuando los europeos humillaron a las potencias asiáticas en una serie de guerras y conquistaron extensas partes de Asia. Hacia 1900 Los europeos controlaban firmemente la economía mundial y la mayor parte de su territori. En 1950, Europa occidental y Estados Unidos suponían en conjunto más de la mitad de la producción y la porción de China se había reducido al 5 por ciento.
¿Cómo consiguieron los habitantes de este frío apéndice de Eurasia salir de su remoto rincón del globo y conquistar el mundo? A menudo se concede mucho crédito a los científicos de Europa. Es incuestionable que a partir de 1850 la dominación europea se basó en gran medida en el complejo militar-industrial-científico y en la magia tecnológica. Los imperios de la época moderna tardía que tuvieron éxito cultivaban investigación científica con la esperanza de cosechar innovaciones tecnológicas, y muchos científicos invirtieron la mayor parte de su tiempo trabajando en armas, medicinas y máquinas para sus amos imperiales.
Los astronautas y las tribus: El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong y Buzz Aldrin ponían un píe sobre la superficie de la Luna. £n los meses que antecedieron a su expedición, los astronautas del Apolo 11 se adiestraron en un remoto desierto de aspecto lunar del oeste de Estados Unidos. La zona es el hogar de vanas comunidades de americanos nativos, Y hay una historia (o leyenda) que describe un encuentro entre los astronautas y uno de los habitantes locales: Un día, mientras efectuaban actividades de adiestramiento, los astronautas se encontraron con un anciano americano nativo. El hombre les preguntó qué hacían allí. Le contestaron que formaban parte de una expedición de investigación que muy pronto viajaría para explorar la luna. Cuando el anciano oyó esto, quedó en silencio por unos momentos, y despues les pidió a los astronautas si le podrían hacer un favor.
•¿Qué quiere usted?—le preguntaron. Bueno —dijo el anciano—, la gente de mi tribu cree que en la luna viven espíritus sagrados. Me preguntaba si ustedes les podrían transmitir un mensaje importante para ellos de parte de mi pueblo.
Cual es el mensaje? —preguntaron los astronautas. El hombre pronunció algo en su lenguaje tribal, Y después les pidió a los astronautas que lo repitieran una y otra vez hasta que lo memorizan correctamente.
Que significa? – preguntaron los astronautas. No puedo decírselo. Es un secreto que solo nuestra tribu y los espíritus de la Luna pueden conocer.
Cuando volvieron a su base, los astronautas buscaron y buscaron hasta que encontraron a alguien que podía hablar el lenguaje tribal, y le pidieron que tradujera el mensaje secreto. Al repetir lo que habían aprendido de memoria, el traductor empezó a reírse ruidosamente. Tras calmarse los astronautas le preguntaron qué quería decir. El hombre les explicó que la frase que habían aprendido de memoria con tanto cuidado decía: «No creáis ni una palabra de lo que esta gente os digan. Han venido para robaros vuestras tierras».
Pag. 333: Los arios: pero la ciencia fue también usada por el imperialismo para fines más siniestros. Biólogos, antropólogos e incluso lingüistas proporcionaron pruebas científicas de que los europeos eran superiores a todas las demás razas, y en consecuencia tenían el derecho (si no el deber) de gobernarlas. Después de que William Jones concluyera que todas las lenguas indoeuropeas descienden de un único idioma antiguo, muchos estudiosos estaban ansiosos por descubrir quiénes habían sido los hablantes de dicho idioma. Descubrieron que los primeros hablantes de la India desde Asia Central hacía más de 3.000 años, se habían denominado a sí mismos Arya. Los hablantes del primer lenguaje persa se llamaban a sí mismos Airiia. En consecuencia los estudiosos europeos supusieron que las gentes que hablaban el idioma primordial que dio origen tanto al sánscrito como al persa (y [ también al griego, al latín, al gótico Y al celta) debieron de haberse llamado arios. ¿Podía ser una coincidencia que los que fundaron las magníficas civilizaciones india, persa, griega y romana fueran todos arios?
A continuación, los estudiosos ingleses, franceses y-alemanes relacionaron la teoría lingüística sobre los industriosos arios con la teoría de Darwin de la selección natural y postularon que los arios no eran solo un grupo lingüístico, sino una entidad biológica: una raza. Y no una raza cualquiera, sino una raza dominante, de humanos altos, de pelo claro, ojos azules, industriosos y super racionales que surgieron en las brumas del norte para sentar las bases de la cultura por todo el mando. Lamentablemente, los arios que invadieron la India y Persia se casaron con los nativos locales que encontraron en esos países, y perdieron su complexión blanca y su cabello rubio, y con ellos su racionalidad y diligencia. En consecuencia, las civilizaciones de la India y Persia decayeron. En Europa, en cambio, los arios conservaron su pureza racial. Esta es la razón por la que los europeos habían conseguido conquistar el mundo, Y por la que estaban destinados a domeñarlo… siempre que tomaran precauciones para no mezclarse con razas inferiores.
El crédito: Consideremos de nuevo nuestra panadería- ¿Podría haberla obtenido la señora Rosquilla si el dinero solo pudiera representar objetos tangibles? No. En el presente, ella tiene muchos sueños, pero ningún recurso tangible. La única manera de que pudiera conseguir la construcción de la panadería habría sido encontrar un constructor dispuesto a trabajar hoy y a recibir el pago a algunos años vista, siempre y cuando la panadería y pastelería empezara a producir dinero. ¡Ay!, estos constructores son una raza muy rara. De modo que nuestra emprendedora se encuentra en apuros. Si no tiene una pastelería, no puede hornear pasteles. Sin pasteles, no puede conseguir dinero. Sin dinero, no puede contratar a un constructor. Sin un constructor, no tiene pastelería. La humanidad estuvo atrapada en este brete durante miles de años. Como resultado, las economías permanecieron congeladas. La manera de salir de la trampa no se descubrió hasta la época moderna, con la confianza en el futuro. En él, la gente acordó representar bienes imaginarios (bienes que no existen en el presente) con un tipo de dinero especial al que llamaron «crédito». El crédito nos permite construir el presente a expensas del futuro. Se basa en la suposición de que es seguro que nuestros recursos futuros serán mucho más abundantes que nuestros recursos actuales. Hay toda una serie de oportunidades nuevas y magníficas que se abren ante nosotros si podemos construir cosas en el presente utilizando los ingresos futuros.
Si el pastel global mantenía el mismo tamaño, no había margen para el crédito. El crédito es la diferencia entre el pastel de hoy y el pastel de mañana. Si el pastel permanece invariable, ¿por qué extender crédito? Seria un riesgo inaceptable a menos que uno creyera que el panadero o el rey que nos pide nuestro dinero podrán robarle una porción a un competidor. De manera que en el mundo premoderno era difícil conseguir un préstamo, y cuando se conseguía uno solía ser pequeño, a corto plazo y sujeto a unas tasas de interés elevadas. De modo que a los emprendedores honrados les resultaba difícil, abrir nuevas panaderías y los grandes reyes que querían construir palacios o emprender guerras no tenían otra elección que conseguir los fondos necesarios mediante impuestos y tarifas elevados. Esto ya les iba bien a los reyes (mientras los súbditos se mantuvieran dóciles), pero una criada de trascocina que tuviera una gran idea para una pastelería y deseara ascender socialmente solo podía soñar en las riquezas mientras fregaba los suelos de la cocina real. Una causa perdida.
Debido a que el crédito era limitado, la gente tenia dificultades en financiar nuevos negocios. Debido a que había pocos negocios nuevos, la economía no crecía. Puesto que no crecía, la gente suponía que nunca lo haría, y los que tenían capital recelaban de extender crédito. La expectativa de estancamiento se cumplía.
La Compañía del Mississippi: a medida que el siglo XVII llegaba a su fin, la complacencia y las costosas guerras continentales hicieron que los holandeses perdieran no solo Nueva York, sino también su lugar como motor financiero e imperial en Europa. El vacío que dejó se lo disputaron de manera violenta Francia y Gran Bretaña. Al principio parecía que Francia se hallaba en una posición mucho más fuerte. Era mayor que Gran Bretaña, más rica, más poblada y poseía un ejército mayor y más experimentado. Pero Gran Bretaña consiguió ganarse la confianza del sistema financiero, mientras que Francia demostró no ser de fiar. El comportamiento de la corona francesa fue particularmente notorio durante lo que se llamó la burbuja del Mississippi, la mayor crisis financiera de la Europa del siglo XVIII. Dicha historia empieza asimismo con una compañía por acciones que construyó un imperio.
En 1717, la Compañía del Mississippi, radicada en Francia se dispuso a colonizar el valle inferior del río Mississippi, y en el proceso estableció la ciudad de Nueva Orleans. Para financiar sus ambiciosos planes, la compañía, que tenía buenos contactos en la corte del rey Luis XV, vendió acciones en el mercado de valores de París. John Law, director de la compañía, era también el gobernador del Banco Central de Francia. Además, el rey le había nombrado contróleur général des finances, un cargo aproximadamente equivalente al de un moderno ministro de Finanzas. En 1717, el valle inferior del Mississippi ofrecía pocos atractivos aparte de pantanos y caimanes, pero la Compañía del Mississippi hizo correr relatos de riquezas fabulosas y oportunidades sin fin. Los aristócratas y hombres de negocios franceses, y los imperturbables miembros de la burguesía urbana se creyeron tales fantasías, y el precio de las acciones de la compañía subió por las nubes. Inicialmente las acciones se ofrecieron a 500 libras cada una. El 1 de agosto de 1719, las acciones se negociaban a 2.750 libras. El 30 de agosto valían 4.100 libras y el 4 de septiembre alcanzaron 5.000 libras. El 2 de diciembre, el precio de una acción de la compañía superó el umbral de las 10.000 libras, la euforia recorría las calles de París. La gente vendía sus pertenencias y contrataba créditos enormes para comprar acciones de la Compañía. Todos creían haber descubierto el camino fácil a la riqueza.
Unos pocos días después empezó el pánico. Algunos especuladores se dieron cuenta de que los precios de las acciones eran completamente irreales e insostenibles. Creyeron que lo mejor era vender mientras los precios de las acciones estuvieran en su máximo. Al aumentar el número de acciones, su precio bajó, Cuando, otros inversores, viendo que el precio se reducía, también quisieron desprenderse con celeridad de sus acciones, el precio de las acciones se desplomó todavía más, Y generó avalancha. Con el fin de estabilizar los precios, el banco central de Francia (bajo la dirección de su gobernador, John Law) compró acciones de la Compañía del Mississippi, pero no pudo hacerlo indefinidamente. Al final, se le acabó el dinero y cuando esto ocurrió, el controlear genéral, el propio John Law, autorizó la emisión de más dinero con el fin de comprar más acciones. Esto colocó a todo el sistema financiero francés dentro de la burbuja. Y ni siquiera este acto de malabarismo incierto pudo salvar la situación. El precio de las acciones de la compañía cayó desde las 10.000 libras de nuevo hasta las 1.000, y después se cayó por completo, y las acciones perdieron hasta el último sueldo de valor. Para entonces, el Banco Central y la Hacienda Real poseían una enorme cantidad de acciones que no valían nada y no tenían dinero. Grandes especuladores salieron relativamente bien parados: habían vendido a tiempo. Los pequeños inversores lo perdieron todo, Y muchos se suicidaron.
La burbuja del Mississippi fue uno de los desastres financieros mas sonados de la historia. El sistema financiero real francés nunca se recupero totalmente del golpe. La manera en que la Compañía del Mississipi usó su poder político para manipular los precios de las acciones y para promover el frenesí comprador hizo que la opinión pública perdiera la fe en el sistema bancario francés y en el talento financiero del Rey de Francia. A Luis XV le resultó cada vez más difícil conseguir crédito. Esta fue una de las razones principales por las que el Imperio francés de ultramar cayó en manos inglesas. Mientras que Gran Bretaña conseguía fácilmente dinero prestado y a bajo tipos de interés, Francia tenía dificultades para obtener préstamos, Y tenía que pagar por ellos intereses elevados. Con el fin de financiar sus crecientes deudas, el rey de Francia pidió prestado cada vez más dinero a tipos de interés cada vez más altos. Finalmente, en la década de 1780, Luis XVI, que había subido al trono a la muerte de su abuelo, se dio cuenta de que la mitad de su presupuesto anual se destinaba a pagar los intereses de sus préstamos, y que se dirigía a la bancarrota. De mala gana, Luis XVI convocó en 1789 a los Estados Generales, el parlamento francés, que no se reunía desde hacía un siglo y medio, con el fin de encontrar una solución a la crisis. Así empezó la Revolución Francesa.
La Guerra del Opio: El ejemplo más notorio de cómo los gobiernos cumplieron el mandato del gran dinero fue la Primera Guerra del Opio, que se libró entre Gran Bretaña y China (1840-1842). En la primera mitad del siglo xix, la Compañía Británica de las Indias Orientales y diversos hombres de negocios ingleses amasaron fortunas mediante la exportación de drogas, principalmente opio, a China. Millones de chinos se convirtieron en adictos, lo que debilitó al país tanto económica como socialmente. A finales de la década de 1830, el gobierno chino promulga una prohibición del tráfico de drogas, pero los comerciantes ingleses de las drogas simplemente ignoraron la ley. Las autoridades chinas empezaron a confiscar y a destruir los cargamentos de drogas. Los monopolios de las drogas tenían estrechas conexiones en Westminster y en Downing Street (de hecho, muchos miembros del Parlamento y ministros del gabinete poseían acciones de las compañías de drogas) presionaron al gobierno para que actuara.
En 1840, Gran Bretaña declaró puntualmente la guerra a China en nombre del «libre comercio». Fue un triunfo fácil.- Los chinos, demasiado confiados, no eran rival para las nuevas y poderosas armas de Gran Bretaña: buques de vapor, artillería pesada, cohetes y rifles de repetición. Según el tratado de paz subsiguiente, China aceptaba no limitar las actividades de los comerciantes de drogas ingleses y compensarlos por los daños infligidos por la policía china. Además, los ingleses reclamaron y obtuvieron el control de Hong Kong, que a continuación usaron como base segura para el tráfico de drogas (Hong Kong en manos inglesas hasta 1997). A. Finales del siglo XIX, unos 40 millones de chinos, la décima parte de la población del país, eran adictos al opio.
También Egipto aprendió a respetar el largo brazo del capitalismo británico. Durante el siglo xix, los inversores franceses e ingleses prestaron enormes sumas a los gobernantes de Egipto, primero con el fin de financiar el proyecto del canal de Suez, y después para promover proyectos que tuvieron mucho menos éxito. La deuda egipcia se hinchó, y los acreedores europeos intervinieron cada vez más en los asuntos egipcios. En 1881, los nacionalistas egipcios ya se habían hartado y se rebelaron. Declararon una abrogación unilateral de toda la deuda externa. A la reina Victoria no le hizo ninguna gracia. Un año después envió a su ejército y a su armada al Nilo, Y Egipto se convirtió en un protectorado británico hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
El Congo Belga y la explotación: El siglo XIX no aportó ninguna mejora a la ética del capitalismo, la revolución industrial que se extendió por toda Europa enriqueció a banqueros y a propietarios de capital, pero condenó a millones de trabajadores a una vida de pobreza abyecta. En las colonias europeas, las cosas eran peores todavía. En 1876, el rey Leopoldo II de Bélgica fundó una organización cuyo objetivo declarado era explorar el Africa central y combatir el tráfico de esclavos a lo largo del río Congo. También tenía el encargo de mejorar las condiciones para los habitantes de la región mediante la construcción de carreteras, escuelas y hospitales. En 1885, las potencias europeas acordaron conceder a esta organización el control de 2.3 millones de kilómetros cuadrados en la cuenca del Congo. Dicho territorio, de 75 veces el tamaño de Bélgica,] se conoció a partir de entonces como Estado Libre del Congo. Nadie pidió la opinión de los 20-30 millones de habitantes del territorio.
En cuestión de poco tiempo, la organización humanitaria se convirtió en una empresa de negocios cuyo objetivo real era el crecimiento de los beneficios. Las escuelas y los hospitales se olvidaron, y en cambio la cuenca del Congo se llenó de minas y plantaciones, dirigidas por funcionarios en su mayoría belgas que explotaban de manera despiadada a la población local, la industria del caucho fue particularmente notable. El caucho se estaba convirtiendo rápidamente en un producto industrial básico, y la exportación de caucho era la fuente de ingresos más importante del Congo- A los campesinos africanos que recolectaban e1 caucho se les exigía que proporcionaran cupos cada vez mayores, los que no conseguían cumplir con su cuota eran brutalmente castigados por su «holgazanería». Se les cortaban los brazos y en ocasiones se masacraban aldeas enteras. Según las estimaciones mas moderadas, entre 1885 y 1908 la búsqueda de crecimiento y beneficios costó la vida de 6 millones de individuos (al menos el 20 por ciento de la población del Congo). Algunas estimaciones la elevan hasta 10 millones de muertos.
A partir de 1908, y especialmente de 1945, la codicia capitalista se refrenó algo, en buena parte debido al temor del comunismo. Pero las desigualdades son todavía feroces. El pastel económico de 2014 es mucho mayor que el de 1500, pero está distribuido de manera tan desigual que muchos campesinos africanos y trabajadores indonesios regresan al hogar después de un día de arduo trabajo con menos comida de la que disponían sus antepasados hace 500 años. De manera muy parecida la revolución agrícola, el crecimiento de la economía moderna podría resultar ser un fraude colosal. Bien pudiera ser que la especie humana y economía global sigan creciendo, pero hoy muchos más individuos viven hambrientos y en la indigencia.
La Felicidad: Sin embargo, el hallazgo más importante de todos es que la felicidad no depende realmente de condiciones objetivas, ni de la riqueza, la salud o incluso la comunidad. Depende, más bien, de la correlación entre las condiciones objetivas y las expectativas subjetivas. Si uno quiere un carro de bueyes y obtiene un carro de bueyes, está contento- Si uno quiere un Ferrari último modelo y obtiene solo un Fiat de segunda mano, esto lo asimila como una pérdida. Esta es la razón por la que ganar la lotería tiene, con el tiempo, el mismo impacto sobre la felicidad de la gente que un accidente automovilístico incapacitante. Cuando las cosas mejoran, las expectativas aumentan, y en consecuencia mejoras incluso espectaculares en las condiciones objetivas nos pueden dejar insatisfechos. Cuando las cosas empeoran, las expectativas se reducen y en consecuencia curarnos de una enfermedad grave nos puede dejar tan felices como lo éramos antes. Podríamos decir que no necesitábamos un montón de psicólogos y sus cuestionarios para descubrir esto. Profetas, poetas y filósofos se dieron cuenta hace miles de años que estar satisfecho con lo que se tiene es mucho más importante que obtener más de lo que se desea. Aun así, es reconfortante cuando la Investigación moderna (reforzada por gran cantidad de números y gráficos) llega a la misma conclusión a la que llegaron los antiguos.
LA FELICIDAD (2): Es que acaso las personas no saben realmente lo que es bueno para ellas? Esta es una opción. Otra es que los hallazgos demuestran que la felicidad no es un exceso de momentos agradables en relación con los desagradables. Más bien, la felicidad consiste en ver que la vida de uno en su totalidad tiene sentido y vale la pena. Hay un importante componente cognitivo y ético de la felicidad. Nuestros valores significan toda la diferencia entre si nos vemos como «miserables esclavos de un bebé dictador” o como «amantes formadores de una nueva vida» Tal como lo planteaba Nietzsche, si uno tiene una razón por la que vivir, lo puede soportar casi todo. Una vida con sentido puede ser extremadamente satisfactoria incluso en medio de penalidades, mientras que una vida sin sentido es una experiencia desagradable y terrible, con independencia lo confortable que sea.
Aunque en todas las culturas y épocas la gente ha sentido el mismo tipo de placeres y dolores, es probable que el significado que han adjudicado a sus experiencias haya variado ampliamente. Si es así, la historia de la felicidad podría haber sido mucho más turbulenta de lo que los imaginan. Esta es una conclusión que no favorece necesariamente a la modernidad. Si se valora la vida minuto a minuto, la gente de la Edad Media lo tenía ciertamente duro. Sin embargo, si creían en la promesa de una dicha permanente en el más allá, bien pudiera ser que su vida tenía mucho más significado y valía mucho más la pena que la gente seglar moderna, que a largo plazo no pueden esperar otra cosa que un olvido completo y sin sentido. A la pregunta «¿Está usted está satisfecho con su vida en su conjunto?», la gente de la Edad Media podría haber obtenido puntuaciones muy altas en un cuestionario de bienestar subjetivo.
Que nuestros antepasados medievales eran felices porque encontraban sentido a la vida en los engaños colectivos acerca de la vida en el más allá? Sí. Mientras nadie echara por tierra sus fantasías» ¿porque no tenían que serlo? Hasta donde podemos saber, desde un punto de vista puramente científico, la vida humana no tiene en absoluto sentido. Los humanos son el resultado de procesos evolutivos que operan sin objetivo ni propósito. Nuestras acciones no forman parte de ningún plan cósmico divino, y si el planeta Tierra hubiere de explotar mañana por la mañana, probablemente el Universo seguiría su camino como de costumbre. Hasta donde podemos decir en este punto, no se echaría en falta la subjetividad humana. De ahí que cualquier sentido que la gente atribuya a su vida es solo una ilusión. Los sentidos ultramundanos que las gentes medievales encontraban que tenía su vida no eran más ilusión que lo que las gentes modernas encuentran en los modernos sentidos humanistas, nacionalistas y capitalistas. La científica que dice que su vida tiene sentido porque aumenta el compendio del saber humano, el soldado que declara que su vida tiene sentido porque lucha para defender a su patria, y el empresario que encuentra sentido en la creación de una nueva compañía, se engañan igual que sus homólogos medievales que encontraban sentido en la lectura de las Escrituras, en emprender una cruzada o en construir una catedral.
De modo que quizá la felicidad consista en sincronizar las ilusiones personales del sentido con las ilusiones colectivas dominantes en cada situación. Mientras mi narración personal esté en sintonía con las narraciones de la gente que me rodea, puedo convencerme de que mi vida tiene sentido, y encontrar felicidad en esta convicción. Es una conclusión bastante deprimente. ¿Acaso la felicidad depende realmente de engañarse a sí mismo?
Buda y la Felicidad: Según el budismo, la raíz del sufrimiento no es ni la sensación de dolor ni la tristeza, ni siquiera la falta de sentido. Mas bien, el origen real del sufrimiento es la búsqueda continua e inútil de sensaciones fugaces, que hace que estemos en un estado de tensión constante, de desazón y de insatisfacción. Debido a esta búsqueda, la mente nunca está satisfecha. Incluso cuando experimenta placer no está contenta, porque teme que esta sensación desaparezca pronto, y anhela que dicha sensación permanezca y se intensifique.
La gente se libera del sufrimiento no cuando experimenta este o aquel placer pasajero, sino cuando comprende la naturaleza no permanente de todas sus sensaciones y deja de anhelarlas. Este es el objetivo de las prácticas budistas de meditación. En la meditación se supone que uno observa de cerca su mente y su cuerpo , presencia la aparición y desaparición incesante de todas sus sensaciones, y se da cuenta de lo que es intentar conseguirlas. Cuando la búsqueda se detiene, la mente se vuelve más relajada, clara y satisfecha. Siguen surgiendo y pasando todo tipo de sensaciones (alegría, ira, aburrimiento, lujuria), pero cuando uno deja de anhelar sensaciones concretas, estas se aceptan sencillamente por lo que son. Uno vive en el momento presente en lugar de fantasear acerca de lo que pudo haber sido
La serenidad que resulta es tan profunda que los que pasan su vida en una búsqueda frenética de sensaciones agradables apenas pueden imaginarla. Es como un hombre que permanece durante décadas en la playa abrazando algunas olas «buenas» e intentando impedir que se desintegren, mientras que simultáneamente aparta las olas «malas» para evitar que se acerquen a él. Un día tras otro, el hombre sigue de pie en la playa, volviéndose loco con su ejercicio infructuoso. Finalmente, se sienta en la arena y simplemente deja que las olas vengan y se vayan a su antojo ¡Qué apacible!
Buda coincidía con la biología moderna y con los movimientos de New Age en que la felicidad es independiente de las condiciones externas. Pero su hallazgo más importante y mucho más profundo fue que la verdadera felicidad es también independiente de nuestros sentimientos internos. De hecho, cuanta más importancia damos a nuestras sensaciones, más las anhelamos y más sufrimos, la recomendación de Buda fue detener no solo la búsqueda de los logros externos, sino también la búsqueda de los sentimientos internos.