LA NOCHE DE LA USINA

 

De EDUARDO SACHERI

Leido en 2019

Los hijos de puta no creen serlo:  los hijos de puta no saben que son hijos de puta. Mejor dicho, se creen que no. Que son buena gente o gente común por lo menos.  El hijo de puta tiene siempre cincuenta  razones que lo justifican,  cincuenta motivos que lo cubren,  que lo escudan,  que lo limpian.

Un boludo: y Manzi se odia por estar en esta situación,  la de haber quedado en manos de un boludo pretencioso.  Nunca,  nunca jamás hay que caer en manos de un boludo.  Porque si uno termina en manos de un boludo,  significa que uno también es un boludo,  un boludo más boludo aún que el boludo en cuyas manos cayó.  ¿Y en qué se basa Manzi para concluir que en esta escala del más boludo él,  Manzi , ocupa el peldaño superior (que en este caso  es cualquier cosa menos un mérito)?. En la simple circunstancia de que el boludo que fija los precios es el otro, (Seoane),  y el boludo que paga esos precios es Manzi. Incógnita despejada.

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